Tu, yo y por qué no? La playa

Me gustas. Así como me gusta el mar; podría decir que me gustas tu. 
Así como un pez que regresa a respirar después de dar un par de saltos. Así me gustas tú.
Me gusta sentarme en la arena. Correr hacia él; verlo a lo lejos. Despertar con su aroma embarrado en mi piel. Me gusta tocar la espuma de sus olas con las yemas de mis dedos. Ver cuando el sol se oculta dejando un camino dorado que parece llevar a otra vyida. Me gusta el color cristalino que presume cuando los primeros rayos de sol le acarician suavemente.
Así me gustas tú. Como si pudiera nadar al rededor tuyo, surcando tus olas, probando tu espuma, derritiéndome con tu marea. 
A pesar de que he visto tus ciclones y tormentas solo de lejos, y que sólo eh imaginado como se hunden los barcos en la voracidad de tus aguas implacables; eres un mar en el que me gustaría hundirme. Dar manotazos con tu sabor salado llenando mis pulmones. Abrir mis ojos y darme cuenta que la sal ya no cala mis retinas. Que los rayos de luz se ven más claros desde la profundidad de tus locuras.
No me atrevo a decir que eres como el mar, porque no se si estaría en lo correcto. Dicen que al mar hay que temerle y tenerle respeto. 
 Sin embargo tengo tan claro, que eres el mar soñado de este marinero; tan osado, bello y violento. Con un olor que al primer disparo de marea caliente tiembla la entrepierna... y exige el merecido rugido.
Te veo como veo al mar. Sereno; sonriendo. Y tu tan inquieta, tan rauda.
Me gustas como me gusta el mar. Así... en su inmensidad.

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