Voces del entorno urbano.
El nombre que le he
dado a este ensayo tiene un objetivo poco más complejo que solamente presentar
un ensayo y una calificación. Me gustaría que las personas que lean este
trabajo de verdad les cause una intriga, que se cuestionen ¿Qué rayos es eso de
voces del entorno urbano? ¿Qué tendrá que decir la vida callejera? Pues lo
chistoso es que en el entorno urbano suceden muchísimas cosas, el arte y la
revolución son una de ellas. Ahora, ¿Arte urbano? Si, hablo de los bailarines
callejeros que vemos en las plazas, de los murales pintados en la calle, de los
raperos callejeros. Todos estamos luchando por algo, porque la juventud, lo
quiera o no es revolución. Y lo podemos ver en cada problema social, cuando los
ciudadanos nos paramos frente a un problema. Bueno… ¿Podemos?
Antes de adentrarnos
con el contenido, me gustaría contextualizar un poco de lo que es el arte
urbano; se refiere a toda forma de
expresión que tome lugar en la calle, en el contexto callejero. Por esto mismo
es que generalmente, cuando se realiza, es de forma ilegal. A este problema se
le agrega el tema de la propiedad privada. Cuando se plasma algo en alguna
pared, esta pared no suele ser propiedad de quien la pinta, por lo que también
se criminaliza el acto.
Y queda la duda, ¿Son
los artistas urbanos realmente criminales? Dijo una vez un artista urbano cuyo
nombre nunca escuché, que el arte urbano está en la calle porque es para todos,
no es simplemente para el junior o el pequeño burgués que quiere y puede entrar
a la galería de arte. Es para la persona que va pasando, que puede que no le
guste o puede que sí y se quedará con algo. Es precisamente, para hacer valer
el nombre del arte.
En lo personal,
coincido fervientemente con esta idea. “El arte es para todos” La danza es para
todos, la pintura es para todos, la música es para todos, poder expresar y
apreciar un sentir es para todos. Los artistas urbanos somos militantes de la
calle y somos también parte de lo que le da vida. Así como la contribución a
que el o la que va pasando pueda verlo y llenarse también de un poco de vida,
al mismo tiempo que nosotros lo hacemos.
La vida es valiosa por
el simple hecho de serlo, ¿cierto? Pero ¿de qué forma realmente estamos
haciendo valer nuestra vida y nuestro momento vivos? Creo este camino
pertinente de seguir, en primer lugar, porque significa ver nuestra realidad
urbana de una forma distinta, más viva y mejor vivida. En segundo, porque
también es un camino en contra de la falsa conciencia que tanto le conviene al
Estado que tengamos, como ovejitas caminando por donde nos llevan. El arte
urbano, practicado o apreciado muestra la realidad, que en la mayoría de
ocasiones es cruda, difícil e incómoda. Y sin embargo necesaria; posibilita
mediante la conciencia afrontar la realidad social que tanto se trata de
invisibilizar para no salir de nuestra “zona de confort”. En tercer lugar,
tiene que ver con lo último que mencioné: “Salir de la zona de confort”. ¿Qué
significa salir de nuestra comodidad? En primera instancia, significa movernos
de donde estamos, salir de nuestras casillas y eso es lo que hace el arte
urbano en sus distintas expresiones: Quitarnos de donde estamos parados y echar
un ojo más grande a la vida que sucede frente a nosotros.
Ahora, ¿qué es esto de
“realidad urbana”? por supuesto que no es lo mismo que realidad social, sin
embargo, ambos conceptos son dos caras de una misma moneda. El entorno urbano
lo podemos asociar más con nuestro medio físico, las paredes, las calles,
construcciones, etc. Si lo viéramos incluso, desde un enfoque geográfico, ¿qué
significado puede llegar a tener el entorno? El paisaje. El pavimento donde
caminamos, donde cobramos vida, donde somos y existimos. ¿De qué manera podemos
afirmar esa existencia? No es la intención del ensayo ser de carácter
existencialista, pero a final de cuentas, estamos aquí para tener una vida más
vivible, o intentarlo al menos.
Este entorno de rocas,
tierra y concreto que nos rodea, es cierto que no tiene un significado. El
significado se le es dado por las personas que habitamos y cohabitamos en él
(Bailly, 1979). Honestamente, no se me ocurre una mejor manera de darle vida y
significado que por medio de la expresión. El arte en lo urbano, es una
reafirmación de todo lo que mencioné anteriormente dejar plasmada una
identidad, una situación, una lucha o un sentir, ya sea colectivo o individual.
Terminando con el
análisis urbano de Bailly, el impacto que tiene dotar de identidad y de
significado la calle de nuestro medio puede tener dos vertientes (que, al mismo
tiempo, se pueden complementar). La primera, que va más de la mano con el
pensamiento de Bailly es darle el merecido significado al trayecto. Incluso se
puede remitir al viejo refrán “El camino es parte de la meta”, porque es
cierto. El trayecto no es el simple movimiento de un vector, un desplazamiento
engloba toda la experiencia vivencial y (ahora sí) existencial del viaje
vivido. Este viaje tiene la misma, si no es que en ocasiones mayor importancia
que el destino mismo. La segunda, es gritar la vida que hay en ese entorno.
Gritar la naturaleza humana, la rebeldía y el cuestionamiento que nos es
natural a los seres humanos. Si algo tenemos de humano las personas, es
“Cuestionar hasta la médula” (A. Iturriaga, 2018) Cuando no hay nadie que
quiera escuchar, siempre estaremos los militantes de la calle para obligarlos a
verlo, a tocarlo, a sentirlo.
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